Mujer de 63 años que falleció por coronavirus había dado negativo al test

En el Ministerio de Salud Pública (MSP) confirmaron el deceso de la mujer por coronavirus. Pero en la mutualista indicaron que la paciente ya no tenía la enfermedad al momento de morir.

ACTUALIDAD - Coronavirus 02 de junio de 2020 Victor Camargo Victor Camargo
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Una mujer de 63 años que falleció ayer tras contagiarse de coronavirus y permanecer internada por más de 60 días en una mutualista, dio negativo al test de COVID-19 que se le había realizado hace diez días.

 
Sin embargo, el gobierno adjudicó el caso a la enfermedad, al registrarlo como la muerte número 23 de esta pandemia en Uruguay. La paciente tenía varias comorbilidades y se encontraba internada desde mediados de marzo en el CTI de la Asociación Española, informaron fuentes de la salud a El País.

Ayer, en el Ministerio de Salud Pública (MSP) confirmaron el deceso de la mujer por coronavirus. Pero en la mutualista, indicaron que la paciente ya no tenía la enfermedad al momento de morir, dado que el último test que se le había realizado fue negativo a COVID-19.

Se trata del primer caso de muerte por coronavirus en Uruguay en el que el test realizado a una persona fallecida dio negativo, descartando la enfermedad. En el MSP consideran que la muerte debe ser registrada como consecuencia del contagio de coronavirus dado que no hubiera ingresado a la mutualista si no se infectaba.

Fuentes de la salud informaron a El País que a la mujer se le realizaron tres tests, y que el último (practicado hace diez días) fue el que dio negativo a la enfermedad. Si bien las autoridades decidieron asociar su deceso al COVID-19, no es lo que figura en su partida de defunción que aclara que tuvo la enfermedad, pero que no murió como consecuencia de la misma.

De todas maneras, para los especialistas, un test diagnóstico con resultado negativo, no significa precisamente que se pueda descartar la enfermedad. Uno de los médicos que integra el grupo que asesora directamente al ministro de Salud Pública Daniel Salinas en este tipo de temas, dijo a El País que “cuando el cuadro clínico es de alta sospecha e incluso si existen condiciones como el contexto epidemiológico de contagio de contacto, y un PCR negativo (test), no se descarta que sea un COVID-19”.

Las autoridades sanitarias estudian hoy las causas concretas que llevaron a la muerte de la paciente número 23. Fuentes médicas informaron que tenía “varias” comorbilidades. La mujer se encontraba desde mediados de marzo en el CTI con extremos cuidados de atención en salud.

Ayer el Sistema Nacional de Emergencias (Sinae) confirmó el fallecimiento de la mujer por coronavirus.

El 13 de marzo el gobierno confirmó los primeros cuatro casos de personas con coronavirus. El sábado 28 se informó de la primera muerte por coronavirus: Rodolfo González Risotto, de 70 años, falleció por esta enfermedad.

Patrón en común.

En la mayoría de los casos de muerte por coronavirus en Uruguay, los pacientes tenían una o más de una enfermedad previa. El patrón fue detectado por las autoridades sanitarias que conformaron un grupo de expertos para analizar caso a caso.

Fuentes del Ministerio de Salud Pública informaron a El País que las cardiopatías, la obesidad y la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) vienen siendo los factores más comunes en los casos de muerte por COVID-19.

En esto coinciden infectólogos y epidemiólogos que estudian el comportamiento de la pandemia en Uruguay. Si bien existen otras patologías asociadas que pueden agravar la enfermedad como la diabetes o el cáncer, ya es posible determinar cuál es el común denominador en los pacientes fallecidos. Entre la población de riesgo definida por las autoridades, figuran mayores de 65 años; personas menores a esa edad con una afección de salud subyacente; personas que presenten enfermedades respiratorias crónicas (como asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica -EPOC-, enfisema o bronquitis) y aquellas que tengan enfermedad cardíaca crónica, como insuficiencia cardíaca.

También aquellas que sufren enfermedad renal crónica, enfermedad hepática crónica (como hepatitis), y afecciones neurológicas crónicas, como la enfermedad de Parkinson; la enfermedad de la neurona motora, la esclerosis múltiple, una discapacidad de aprendizaje o parálisis cerebral; personas que padecen diabetes y las que tienen problemas con el bazo (por ejemplo, enfermedad de células falciformes o si le han extirpado ese órgano).

Por otro lado, también tienen riesgo las personas que tengan un sistema inmunitario debilitado como resultado de afecciones como el VIH y el SIDA, o por medicamentos como tabletas de esteroides o quimioterapia, informa la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su reporte sobre la enfermedad.

Fuente : El País 

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