El matador de los tres marinos vendió las armas y pagó asado para los cómplices

La jueza Diovanet Olivera decretó ayer el inicio del proceso penal para un joven de 26 años, desertor de la Armada Nacional, por el crimen de tres infantes de marina ocurrido el domingo 31.

Policiales - Judiciales 03 de junio de 2020 Victor Camargo Victor Camargo
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"¿Ustedes vinieron por los “cogollos” (flores de marihuana)?”, preguntó tras la puerta una joven de 25 años. Había abierto la casa del Cerro donde estaba el sujeto más buscado de Montevideo.

 
Después se dio cuenta que la Policía había irrumpido en su casa por algo más importante.

“No tengo nada que ver con las muertes”, dijo.

Los investigadores trataron de profundizar en el tema.

La mujer siguió con las excusas. “Sabemos que están por las muertes”, reconoció y agregó que no tenía nada que ver.

Los policías mencionaron que una de las pistolas Glock y los tres cargadores robados a los infantes de marina asesinados el domingo 31 estaban en la casa. La mujer dio a entender que no eran suyas ni de su pareja, sino que su inquilino “había traído esas cosas”.

Segundos antes, al ver ingresar los policías de Hechos Complejos y de la Zona IV a la pequeña casa ubicada en el pasaje “Bulgaria-Rusia” (Cerro), la joven había tratado de esconder uno de los cargadores de las pistolas Glock robadas por un exinfante de Marina que desertó en marzo de este año.

Los investigadores de la Policía manejaban información de que dentro de la modesta vivienda se encontraban las armas robadas a los tres marinos abatidos en la madrugada del domingo 31.

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La casa perteneció al abuelo de la joven que abrió la puerta. El hombre falleció hace dos meses. La chica y su pareja, un joven de 28 años, le dieron un lugar para vivir al desertor de la Armada Nacional que ayer fue imputado ante la Justicia por el triple crimen.

En un primer momento los policías trataron de dialogar con los tres sospechosos. Buscaban conocer alguna pista que les permitiera avanzar en la investigación. Los dos hombres jamás declararon. Ni siquiera en el interior de la Fiscalía. Quien dio detalles del triple crimen fue la joven.

Los policías, a esa altura, ya suponían que el exinfante de Marina había ultimado a los tres funcionarios con el propósito de robarles las pistolas Glock para venderlas en el mercado negro. Los tres detenidos son adictos a las drogas.

En una primera instancia, los investigadores de Hechos Complejos y de Zona IV, coordinados por el comisario general Antonio da Silva, presumieron que el asesino había ingresado armado al puesto de guardia de la antena de radar, tras aprovechar la confianza de las víctimas. Tiempo atrás el hoy imputado había realizado guardias en ese lugar. Es decir, el matador logró entrar al puesto de guardia porque lo conocían.

Las pericias realizadas por la Policía Científica probaron que en el puesto se dispararon ocho tiros. Todas las vainas encontradas en la escena del triple crimen pertenecían a armas de la Marina.

La teoría de los investigadores es que el asesino llegó a la casa situada junto a la antena y pidió un lugar para pernoctar. En el único dormitorio, dormía uno de los infantes. El recién llegado se apoderó de su arma y disparó dos tiros en la cabeza a cada uno de los marinos que se encontraban en la pieza de entrada. No conforme con ello fue al dormitorio y tiró otros cuatro balazos al funcionario que, sobresaltado por los estruendos, solo atinó a levantar una mano como defensa.

unnamed"Quiero hablar, fui yo": la confesión del asesino de los tres infantes de la marina

Fuente : El País